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Diabetes e
hipertensión
arterial.

HIPERTENSIÓN Y DIABETES: CÓMPLICES PARA DAÑAR

Las personas con diabetes tienen 2 ó 3 veces más probabilidades que los pacientes sin diabetes de tener afecciones cardiovasculares. La enfermedad cardiovascular es un grupo de trastornos del corazón y los vasos sanguíneos que engloba una amplia gama de afecciones como el infarto de miocardio, el accidente cerebrovascular, la enfermedad arterial de miembros inferiores, la insuficiencia cardíaca y la insuficiencia renal.
Las personas con diabetes son más proclives a sufrir presión arterial alta o hipertensión arterial que las personas sin diabetes, y su importancia radica en que ambos son factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares. Cuando las dos enfermedades están presentes en un mismo paciente la chance de morir es mayor, por eso nos referimos a ellas como “cómplices para dañar”.
La hipertensión arterial castiga a las arterias, volviéndolas más rígidas y estrechas, con lo que se dificulta el riego sanguíneo y se multiplica el esfuerzo que debe hacer el corazón. El nivel alto de azúcar en sangre también daña a las arterias, sobre todo a las más pequeñas. Algunas sustancias que se encuentran activadas en los diabéticos pueden afectar a los pequeños vasos sanguíneos y dificultar la llegada de la sangre a los órganos. Si además tenés colesterol elevado, éste se acumula en las paredes de las arterias y forma placas de ateroesclerosis. El daño suele ocurrir con más frecuencia en los vasos sanguíneos del corazón, riñones, pies, nervios y ojos. La hipertensión y la diabetes favorecen la aparición de aterosclerosis en edades más tempranas y con mayor severidad, de ahí la necesidad de tratarlas correctamente.

¿Cuándo decimos que un paciente con diabetes tiene hipertensión?

Cuando un paciente recibe tratamiento para la hipertensión o cuando tiene un promedio de presión arterial en el consultorio igual o mayor de 140/90 mmHg, de dos o más mediciones tomadas en posición sentada en reposo en al menos dos visitas en días diferentes. La hipertensión generalmente no produce síntomas. La única forma de saber si tenés presión arterial alta es midiéndola, de ahí la importancia de realizar controles periódicos de salud. De preferencia deberías controlar tu presión arterial cada vez que visitás a tu médico. La hipertensión y la diabetes son enfermedades crónicas, es decir van a convivir con el paciente siempre, pero con un buen tratamiento se puede llevar una excelente calidad de vida.

Recomendaciones generales para tener la presión arterial bajo control

Existen diferentes medidas que permiten alcanzar el control de la hipertensión arterial, pero la más importante es la adopción de un estilo de vida sano que posibilite, además, reducir el peso corporal en el caso de que usted tenga sobrepeso.

Algunas recomendaciones son:
• Reducir el peso corporal
• Realizar actividad física (combatir el sedentarismo)
• Disminuir el consumo de alcohol
• Abandonar el hábito de fumar
• Controlar el estrés
• Descansar adecuadamente

Es altamente probable que el médico te indique además tratamiento con medicamentos antihipertensivos para controlar la presión arterial. En los pacientes con diabetes es muy frecuente que sea necesario más de un fármaco para el tratamiento, y además algunos de estos medicamentos también protegen tus riñones.

Si tengo los controles de presión normal, ¿debo dejar de tomar la medicación?

NO, ya que tenés buenos controles de presión porque estás tomando la medicación, justamente si la suspendés vas a tener valores elevados nuevamente. Siempre debés controlarte y consultar con tu médico ante cualquier cambio o suspensión de medicación

Ante cualquier duda o temor, recuerde siempre conversar con su médico tratante, de modo de consensuar y elegir tratamientos con los que se sienta segura/o, pero que también le resulten útiles en la terapia de su HTA.

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