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Hipertensión
y Lactancia

HIPERTENSIÓN Y LACTANCIA

Finalizado el embarazo, cambia la ecuación: ya no debemos preocuparnos por el feto y la exposición uterina a fármacos antihipertensivos, por lo que las estrategias terapéuticas se amplían y existe mayor tranquilidad en esta etapa.

En muchas mujeres la hipertensión arterial continuará con una duración variable, según se trate de una Hipertensión Crónica o una Hipertensión Gestacional (ver Hipertensión y Embarazo). Incluso, en algunos casos, las cifras hipertensivas pueden instalarse directamente en el posparto. Es por ello que la presión arterial materna debe controlarse estrechamente en las siguientes 72 horas de sucedido el nacimiento.

A corto plazo, en estas pacientes el principal objetivo será conseguir un adecuado manejo de la hipertensión teniendo en cuenta algunas consideraciones propias al momento de amamantamiento. Todos los fármacos antihipertensivos utilizados habitualmente durante el embarazo, como alfametildopa, labetalol, nifedipina y amlodipina son seguros para el lactante, por lo que pueden continuarse una vez que se ha producido el nacimiento.

Pese a ello, en casi todas las oportunidades se recomienda retirar alfametildopa en el puerperio, dado que puede relacionarse con el desarrollo de depresión posparto. Respecto del labetalol y la nifedipina, ambos pueden continuarse durante la lactancia, existiendo mucha experiencia y seguridad con los mismos. En relación a la amlodipina, si bien se encuentra descripta la excreción de este fármaco a través de la leche materna, no se detectan niveles sanguíneos en niños cuyas madres reciben este medicamento. Dicho esto, se considera un fármaco muy seguro en este período.

Finalmente, respecto de otros fármacos (que nunca se utilizan en el embarazo pero que podrían resultar necesarios en el posparto por el desarrollo de complicaciones maternas cardíacas o renales), como el enalapril, su utilización se encuentra avalada durante la lactancia, dado que se excreta en leche materna en cantidades insignificantes. Existen muchos escenarios particulares (especialmente de necesidad materna, donde la mujer debe recibir determinado fármaco para mejorar su estado de salud) en el que los medicamentos pudieran implicar un potencial riesgo para el niño. Si esto sucede, deben ofrecerse alternativas válidas a la lactancia materna de forma consensuada con neonatología y pediatría (como por ejemplo el uso de fórmulas).

Siempre resulta muy recomendable que las mujeres hipertensas que amamanten conozcan una herramienta on-line muy útil llamada “e-lactancia”. En el caso de presentar duda respecto de la seguridad de un antihipertensivo (o cualquier otro fármaco), pueden consultar en este sitio.

Este proyecto de la Asociación para la Promoción e investigación Científica y Cultural de la Lactancia Materna, permite la búsqueda individualizada de productos, devolviendo información categorizada en colores según el riesgo involucrado: verde (muy bajo riesgo), amarillo (bajo riesgo), naranja (alto riesgo) y rojo (muy alto riesgo). También podrá observarse la última evidencia en el tema y la fecha de última actualización.

Ante cualquier duda o temor, recuerde siempre conversar con su médico tratante, de modo de consensuar y elegir tratamientos con los que se sienta segura, pero que también le resulten útiles en la terapia de su HTA.

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