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La Sedentarismo y
ejercicio en la
mujer

Sedentarismo y ejercicio en la mujer


El sedentarismo es el cuarto factor de riesgo de muerte a nivel mundial, con una frecuencia que alcanza el 80% en algunas observaciones realizadas sobre la población general, donde se detecta especialmente un marcado incremento en etapas tempranas de la vida.

Más del 30% de las mujeres del mundo son sedentarias. Comparadas con los varones, es más frecuente que realicen menos actividad física, y cuando lo hacen, que esta sea más baja.

Sin embargo, debe remarcarse que muchos expertos opinan que las mujeres generalmente son más sedentarias por falta de tiempo libre. La doble jornada laboral (la del trabajo y la del hogar) hace que muchas veces dejen de lado el ejercicio físico. De hecho, si se analizan las motivaciones de los hombres para realizar actividad física, se encontrará que pondrán en primer lugar por gusto, y en segundo lugar razones de salud. En el caso de las mujeres resulta a la inversa, la mayoría lo hace con la intención de mejorar su condición de salud, y en menor medida por diversión. Resultado de esto, serán: la obesidad, la reducción del tamaño y la fuerza muscular (sarcopenia), la insulinorresistencia y eventual aparición de diabetes, las alteraciones en los niveles de lípidos sanguíneos (dislipemia), la mayor pérdida de masa ósea (osteoporosis), una mayor tendencia a la depresión y la aparición de problemas cardiovasculares.

Se calcula que el 70% de los trastornos que sufre el género femenino guardan relación, directa o indirecta, con la falta de actividad física. Está ampliamente comprobado que estilos de vida sedentarios son una importante causa de mortalidad, morbilidad y discapacidad. Estimando que aproximadamente el 30% de las cardiopatías isquémicas, el 20% de los cánceres de mama y colon, y el 27% de los casos de diabetes, se deben a inactividad física.

¿Qué es el ejercicio físico?


Es un tipo de actividad física que es planificada, estructurada, repetitiva y tiene como objetivo recuperar, mejorar y/o mantener la forma física, que es el estado en el que el individuo logra un apropiado cuadro cardiorrespiratorio, muscular, articular, de composición corporal y metabólica. No debe confundirse con la actividad física, que es todo aquel movimiento corporal producido por el sistema muscular que resulte en un gasto de energía mayor que el de reposo, sin intensión específica. La eficacia del ejercicio físico depende de la dosis y la regularidad del mismo. Sus efectos se producen sólo mientras se efectúa su práctica regular y los efectos favorables del mismo se pierden rápidamente cuando se produce el abandono. Es decir, sólo hace bien el ejercicio actual y no el histórico.

Es fundamental que la mujer encuentre un equilibrio entre las actividades cotidianas, intelectuales y físicas, estimulándola a romper con la rutina diaria, invitándola a abandonar la inactividad física, a ponerse en movimiento para disfrutar de una vida más activa, saludable y con menos riesgo de enfermedad.

No existe límite de edad para gozar de sus beneficios, y tampoco importa cuán largo ha sido el tiempo de sedentarismo.
Nunca es tarde para indicar e iniciar el cambio.

Ante cualquier duda o temor, recuerde siempre conversar con su médico tratante, de modo de consensuar y elegir tratamientos con los que se sienta segura/o, pero que también le resulten útiles en la terapia de su HTA.

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