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La OBESIDAD
INFANTIL,
LA EPIDEMIA
DEL SIGLO XXI

La Epidemia del Siglo XXI: Obesidad Infantil

La obesidad infantil se ha declarado como una de las epidemias más críticas del siglo XXI, y su situación se ha visto agravada por la pandemia de COVID-19. Al día de hoy, se estima que alrededor de 170 millones de niños y adolescentes menores de 18 años sufren de obesidad a nivel mundial. Según datos alarmantes, el número de niños de 0 a 5 años con sobrepeso ha aumentado de 32 millones en 1990 a 42 millones en 2013, y se proyecta que este número podría alcanzar los 70 millones para 2025 si continúan las tendencias actuales. La obesidad infantil está en aumento tanto en países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo, en gran parte, debido a cambios en la alimentación y un aumento en el sedentarismo.

En Argentina, la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, publicada en septiembre de 2019, reveló que el 41.1% de los niños entre 5 y 17 años tiene exceso de peso, lo que subraya la urgencia de este problema.

¿Qué es la obesidad infantil?

La obesidad se define como una enfermedad caracterizada por un exceso de grasa corporal que puede afectar negativamente la salud del individuo. En niños y adolescentes, se mide utilizando tablas de percentilos que consideran el peso y la altura. La obesidad en esta etapa de la vida es especialmente preocupante, ya que predispone a los jóvenes a una serie de enfermedades crónicas en la edad adulta, como diabetes, hipertensión arterial y dislipemias.

Prevención: El camino a seguir

La prevención del sobrepeso y la obesidad en la infancia es una de las medidas más efectivas para la prevención de enfermedades cardiovasculares desde una edad temprana. Es crucial enfocarse en hábitos saludables y en la alimentación adecuada desde el nacimiento, incluso en niños que tienen un peso y crecimiento normal.

El Ministerio de Salud de la Nación ha establecido diez recomendaciones en sus Guías Alimentarias para promover hábitos saludables:

1. Alimentación variada: Incluir alimentos de todos los grupos de manera diaria.
2. Hidratación adecuada: Beber al menos 8 vasos de agua segura cada día.
3. Frutas y verduras: Consumir al menos 5 porciones de frutas y verduras diariamente.
4. Reducir el sodio: Limitar el uso de sal y la ingesta de alimentos altos en sodio.
5. Limitar azúcares y grasas: Reducir el consumo de bebidas azucaradas y alimentos con alto contenido de grasas, azúcares y sal.
6. Lácteos: Incluir leche o queso baja en grasa de manera diaria.
7. Elección de carnes: Eliminar la grasa visible de las carnes, aumentar el consumo de pescado e incluir huevos.
8. Cereales y legumbres: Incluir legumbres, cereales integrales, papa, batata, choclo o mandioca en la dieta.
9. Grasas saludables: Utilizar aceite crudo como condimento y consumir frutas secas y semillas.
10. Consumo responsable de alcohol: Niños, adolescentes y mujeres embarazadas deben evitar las bebidas alcohólicas.

Además de estas recomendaciones alimentarias, la actividad física regular es fundamental. Se aconseja que los niños realicen al menos 60 minutos de actividad física de moderada a vigorosa cada día. También es esencial limitar el tiempo de exposición a pantallas (celulares, televisión, consolas de videojuegos y tablets) a no más de 2 horas diarias, promoviendo actividades recreativas al aire libre y caminatas.

El papel de la familia

Es crucial destacar que la promoción de hábitos saludables debe ser una responsabilidad familiar. Todos los miembros del hogar, sin importar si tienen o no sobrepeso, deben comprometerse a adoptar y mantener estas prácticas. Crear un ambiente que apoye estilos de vida saludables es fundamental para el bienestar a largo plazo de los niños.

Al abordar la epidemia de la obesidad infantil, juntos podemos contribuir a un futuro más saludable para nuestros niños y adolescentes. La educación y la acción colectiva son nuestras mejores herramientas en esta lucha.

Ante cualquier duda o temor, recuerde siempre conversar con su médico tratante, de modo de consensuar y elegir tratamientos con los que se sienta segura/o, pero que también le resulten útiles en la terapia de su HTA.

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